Prof. Salvador Sánchez Cerén
Foto MINED
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El ministro de Educación, Prof. Salvador Sánchez Cerén, al informar que las clases iniciarán el 23 de enero, estableció un compromiso esperanzador: este año, una de las mayores preocupaciones del Ministerio que dirige, será la calidad educativa.
Ojalá así sea. El Salvador requiere que se preste atención a un problema tan serio como es la baja calidad educativa. Nuestro país no puede seguirse dando el lujo de tener maestros en las universidades que dan clases a sus alumnos con errores ortográficos en las pizarras, en las presentaciones y cualquier otro recurso de enseñanza que utilicen.
Menos aun, puede darse el lujo de tener como docentes en los niveles básicos, a personas incapaces de formar en niños y niñas que les son encomendados, métodos básicos de estudio, capacidad de investigación, interpretación, hábito de lectura...
No se puedan seguir formando ciudadanos mediocres, incapaces de pensar por sí mismos, víctimas fáciles de los engaños no sólo por internet, sino también desde los partidos políticos. El Salvador no puede darse ese lujo.
El ciudadano salvadoreño se ha ganado el derecho a ser formado como tal, a tener su propio pensamiento, a discutir con argumentos eliminando la violencia de su vida diaria y transitando hacia una sociedad con mayor desarrollo intelectual, técnico, profesional en general, pero especialmente con más desarrollo humano.
El ciudadano salvadoreño debe conocer sus deberes, pero también sus derechos. La escuela de calidad es una buena oportunidad. Ojalá sea un compromiso cimentado sobre la experiencia que como docente tuvo el profesor Sanchéz Cerén, ojalá se base en el compromiso que tuvieron los maestros normalistas de antaño, lejos de muchos maestros actuales que tienen como máximo sueño, poder cobrar en sus casas, sin siquiera asistir a los centros educativos a fingir que enseñan lo que jamás aprendieron, empezando por valores, esos que sus chicos y chicas aprenden de lo que le ven hacer diariamente.
Es necesario sacudir el sistema educativo, lo merecen todos los salvadoreños que sueñan un día poder superar la pobreza en la que viven. La educación es una excelente alternativa para poder hacerlo, yo lo sé perfectamente.
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