sábado, 26 de septiembre de 2009

Descanse en paz don Chalí

Don Rosalío Hernández Colorado era una persona muy conocida entre finales de la década del 70 e inicios de los 90, casi treinta años, buen quizás fuera mejor decir que su voz y sus escritos eran muy conocidos.Fue locutor deportivo en YSKL y Jefe de Redacción de La Prensa Gráfica (LPG).

Cuando llegué a LPG (1981), don Chalío era ya el jefe de redacción, semblante serio y siempre de traje, le recuerdo una acción:

Durante la ofensiva de noviembre de 1989, que el FMLN lanzará en El Salvador, hubo orden de casa presidencial de censurar el material que se publicaría, eran días difíciles, le escuché cuando telefónicamente discutía con un funcionario de Casa Presidencial defendiendo el derecho que teníamos como LPG de publicar lo que los periodistas habían visto, fotografiado, investigado. No aceptaba tener que enviar todo el material periodístico a Casa Presidencial para que su publicación fuera autorizada. Recuerdo que dijo algo así como que ni en las peores dictadura, pero ni Hernández Martínez nos han obligado a enseñar lo que publicaremos.

Yo trabaja en producción, no en la redacción, pero como nuestro trabajo era de apoyo, me tenía que mover mucho dentro de la redacción e incluso, más de alguna vez publique materiales (de opinión o investigación).

No puedo afirmar que conocí a don Chalío cercanamente, no podrìa opinar más sobre él o su trabajo, reconozco que fue parte del periodismo en momentos en que la objetividad era prácticamente desconocida y que, dentro del equipo que dirigía, tenía más voceros que periodistas, pero haber tenido ese diálogo (yo lo escuché), en el medio de la ofensiva, cuando evidentemene los militares estaban dispuestos a todo con tal de que el FMLN no pasara del punto en el que estaban, disculpenme, tiene su valor, y muy el jefe de redacción de La Prensa podía ser, pero guerra es guerra y esa ofensiva fue lo màs cerca que en San Salvador la gente vio la guerra.

Hay cosas, actos, de las personas que deberíamos conocer aquellos que tendemos a juzgar a las personas, repito, no fui amigo de don Chalío, no lo traté como para llegar incluso a ser su "chero", pero si fui testigo del acto que describo. Don Chalío ha muerto, que descanse en paz.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Patria ·Exacta - Oswaldo Escobar Velado

Patria exacta

Oswaldo Escobar Velado.

Esta es mi Patria:
un montón de hombres; millones
de hombres; un panal de hombres
que no saben siquiera
de dónde viene el semen
de sus vidas
inmensamente amargas.


Esta es mi Patria:
un río de dolor que va en camisa
y un puño de ladrones
asaltando en pleno día
la sangre de los pobres.
Cada gerente de las Compañías
es un pirata a sueldo; cada
Ministro del Gobierno democrático
un demagogo
que hace discursos y que el pueblo
apenas los entiende.
Ayer oí decir a uno de los técnicos
expertos en cuestiones
económicas, que todo
marcha bien; que las divisas
en oro de la patria
iluminan las noches
de Washington; que nuestro crédito
es maravilloso; que la balanza
comercial es favorable; que el precio
del café se mantendrá
como un águila ascendiendo y que somos
un pueblo feliz que vive y canta.


Así marcha la mentira entre nosotros.
Así las actitudes de los irresponsables.
Y así el mundo ficticio donde cantan
como canarios tísicos,
tres o cuatro poetas,
empleados del Gobierno.
Digan, griten, poetas del alpiste,
digan la verdad que nos asedia.
Digan que somos un pueblo desnutrido.
Que la leche y la carne se la reparten
entre ustedes
después que se han hartado
los dirigentes de la cosa pública.
Digan que el rábano no llega
hasta la mesa de los pobres; que diariamente
mueren cientos sin asistencia médica
y que hay mujeres que dejan
la uva de su vientre a plena flor de calle.


Digan que somos lo que somos:
un pueblo doloroso, un pueblo analfabeto
desnutrido y sin embargo fuerte
porque otro pueblo ya se habría muerto.


Digan que somos, eso sí, un pueblo excepcional
que ama la libertad muy a pesar del hambre
en que agoniza.


Y a esto amigo se le llama Patria
y se le canta un himno
y hablamos de ella como cosa suave,
como dulce tierra
a la que hay que entregar el corazón hasta la muerte.


Allá en el resto de la Patria, un gran dolor
nocturno: allá y yo con ellos, están los explotados.
Los que nada tenemos como no sea un grito
universal y alto para espantar la noche.
Allá las mesas de pino; las paredes
húmedas; las pestañas de los tristes candiles;
las orillas de un marco de retrato
apolillado; los porrones
donde el agua canta; la cómoda
donde se guardan las boletas
de empeño; las desesperadas
camisas; el escaso pan junto a los lunes
huérfanos de horizontes; el correr
de los amargos días; las casas
donde el desahucio llega y los muebles
se quedan en la calle
mientras los niños y las madres lloran.


Allá en todo esto, junto a todo esto,
como brasa mi corazón
denuncia el apretado mundo,
la desolada habitación del hombre que sostiene
el humo de las fábricas. esta es la realidad.
Esta es mi Patria; 14 explotadores
y millones que mueren sin sangre en las entrañas.
Esta es la realidad.


¡Yo no la callo aunque me cueste el alma”.

En la antesala de la fiesta patria

Lo que aprendí de Patria:
  1. En un programa de televisión que tenìa como protagonista a "Capulina" (Cómico mexicano) aprendí que la Patria era tu tía: Esta Capulina en una fila con los exploradores (boy scouts) y le preguntan a quien está a la par de Capulina: "¿Josesito Para usted qué es la Patria?" y el joven dice "¡Para mí mi patria es mi madre!"; luego sigue Capulina "Y para usted Capulina, ¿Qué es la Patria?", Capulina responde "Mi tía!"; "¿Cómo es eso que su tía?", "si es que soy primo de Josesito".

  2. En la escuela "Dr. David J. Guzmán" en Santa Ana, don David Pineda y todos los maestros nos enseñaron un respeto militar hacia los símbolos patrios, ejemplo: durante la semana cívica, había un acto en el que cuatro o cinco de la banda de guerra (generalmente los "grandes" de sexto) acompañaban a la bandera que hacía un recorrido por el gran patio de la escuela y era obligación que todos nos ibamos girando (en nuestro sitio y siempre firmes) siguiendo con la mirada permanentemente a la bandera. Era obligatorio poderse de memoria el himno nacional (completo, no sólo lo que se canta, sino las tres estrofas), la oración a la bandera y las fechas claves: primer grito de independencia, etc.)

  3. Cuando fue la gran huelga de maestros (1968), fue un choque tremendo escuchar a un maestro explicarnos que la mitad de la historia que nos habían enseñado era inventada. Por ejemplo Atlacatl seguramente nunca existió, Que habían historias que realmente no habían ocurrido o que al menos, no tenían sustento en investigaciones científicas

  4. Un año después en sexto grado, durante los actos cívicos que se hacían en la escuela, mientras el director don David Pineda, hacía un panegírico sobre algo de la patria, un muchacho (no se si intencional o accidental, queriendo afinar) sacó un sonido en una trompeta. Fue impresionante ver al Sr. Polanco (el más "yuca" de todos los maestros de esa escuela), lanzarse sobre el muchacho y reventarle la boca a mano limpia, mientras lo tomaba del pelo y lo paró en el patio. No recuerdo más, creo que fue la primera vez que sentí miedo ante la represión, aunque dentro de la cultura que tenìa comprendía que la falta de respeto era inaceptable,me parecía que no deberían tratarnos así.

  5. En tercer ciclo, estudiando en el Instituto Politécnico "El Salvador" que era dirigido por los esposos Carlos Lobato y Antonia de Lobato, recuerdo a doña Antonia, cuestionando el folclóre, cuando decía que no lo que había hecho doña María de Baratta no era una rigurosa investigación científica, que más bien en todo lo que conocíamos como danza folclórica, eran inventos de la gran creatividad de doña María de Baratta.

  6. Entre el tercer ciclo y el bachillerato. Nunca entendí porqué había eventos históricos sobre los que costaba aprender, por ejemplo, ¿Qué sucedió en 1932?, ¿Porqué cuando preguntaba sobre eso de inmediato era callado por mi madre? Investigando por aquì y por allá encontré una revista "Abra" (editaba la Universidad Centro Americana) y en su portada una carrete halada por buellos, repleta de cadáveres. Y aprendí también que Anastasio Aquino en realidad se levantó porque estaba cansado de los abusos de los patronos.

  7. En noveno grado me trasladé al Instituto Nacional de Santa Ana (INSA) y en el primer paro de estudiantes (ya no recuerdo ni porqué) escuché por primera vez música subversiva y el cuestionamiento directo a las celebraciones del 15 de septiembre, era 1974, ya había una pequeña guerrila, pero las organizaciones estudiantiles las manejaba indiscutiblemente el Partido Comunista de El Salvador por medio de la Juventud Comunista. Recuerdo otro choque: una oración a la bandera que divulgó la Asociación de Estudiantes de Secundaria (AES) apenas la recuerdo pero empezaba como "Dios te salve Patria Sagrada, Pelona de hospicio..." no recuerdo que más pero era una cosa realmente muy fuerte.

  8. Conocí a un poeta que nunca imaginé que existiera: Oswaldo Escobar Velado y sobre todo su poesía "Patria Exacta". Aun siento la piel de gallina cuando recuerdo la primera vez que lo escuché declamar.

  9. El noveno grado fue de aprendizaje intenso, primeras visitas al Centro Universitario de Occidente (CUO) hoy Facultad Multidisciplinaria de Occidente, de la Universidad de El Salvador, cuestionamientos sobre lo que era la Patria, sobre el significado de las celebraciones. El bachillerato cuestionamiento de todo lo existente, de todo lo aprendido, duda sobre el conocimiento que he recibido e inicio de investigaciones propias, descubrimiento de las bibliotecas de la Universidad de El Salvador y de autores locales y extranjeros.

  10. Una misión abortada: bombas de propaganda aprovechando un desfile patrio, el Chino y Oswald evalúan que no es conveniente, el desfile está repleto de policías y orejas de civil, pero además, aun cuando son bombas de propaganda (es más el escándalo), el despelote que se armaría provocaría más de un golpeado, cuando no muertos, por tanto lo suspendemos. Gran jalada de aire y caso expulsión por no haber obedecido, se explican las razones y al final todos nos calmamos, no pasó a más que un llamado de atención.

  11. Un poema de Ricardo Saúl, que me impactó y del que recuerdo simplemente un cuestionamiento, ¿porqué la enseña patria envuelve a los edificios en septiembre y no a los niños y ancianos que en la calle mueren de frío?

Esta es mi Patria,y en ella sigo soñando, construyendo...

lunes, 7 de septiembre de 2009

Si tan sólo fueramos solidarios

Siempre dije que iría a verla, pero siempre tuve el pretexto ideal y más irresponsable: falta de tiempo. La veo en la comodidad de mi casa gracias a un amigo, y tengo sentimientos encontrados.

No conocí a Christian Poveda, pero realmente es un excelente trabajo el que nos heredó: "La Vida Loca" es un mensaje realista, a mi parecer es cuestionador y me ha dejado sentimientos complicados.

Complicados porque hoy mismo, por la noche, mi hija acompañará a una amiga desde la época de colegio, a quien secuestraron a su madre y la asesinaron, a pesar del esfuerzo de la familia de pagar rescate. Es absurdo. Si fuera el caso que creo, el periódico dice que los individuos utilizaron el dinero para comprar lociones y ropa.

Comprendo el sentimiento de hermandad de la mara, era el mismo de la mara hippie o de las células subversivas que estúpidamente (para los mayores de la época, que en ese momento tenían mi actual edad), arriesgaban familia, bienes y vida misma por ser parte de un proyecto estúpido.

No se quienes serán los responsables del crímen de la madre de la amiga de mi hija, lo aclaro porque no quiero que se piense que actúo como PNC o político (de derecha o izquierda, hoy se parecen un poco más) acusando a las pandillas de todo lo que pasa.

Pienso en lo que esta maldita sociedad consumista nos ha hecho, en lo que hemos dejado que nos convierta: consumidores a lo bestia, simplemente a lo bestia. Nos trata como ovejas y nos dejamos llevar, nos enseña que si no tenemos esto o aquello no somos nada, somos basura, por tanto hay que tener la marca de moda, la loción más cara, nunca nos interesó ser seres humanos, sino consumidores.

Pienso en la crisis que ha provocado el egoísmo de los millonarios, de los financieros, y que apenas nos empieza a tocar.

Pienso en los varios correos que recibo por mes de jóvenes ofreciendo su energía, su fuerza de trabajo, su conocimiento (mucho o poco), su inteligencia, pero sobre todo su urgencia de trabajar para cubrir sus necesidades y en ocasiones, las de su familia paterna-materna porque sus progenitores están sin trabajo.

Pienso en tantas cosas y me entra esa misma ansiedad y necesidad de compromiso que de joven me llevó a pensar que pertenecer a una célula clandestina aportaría algo para el cambio.

Me sorprende la indiferencia de todos con todos, lo veo día a día, en la calle, en el bus, en el trabajo. Me encanta saludar a todas las personas que encuentro, como era costumbre en el campo y como aprendí de aquellos con los que conviví tan poquito tiempo pero que me enseñaron que compartir era lo mejor en los seres humanos. Y veo cómo la gente te ignora el saludo, en el fondo se que se esconden como tortugas en su carapacho para no tener que compartir nada, ni siquiera el saludo.

Y pienso en la solidaridad, esa misma que en un momento dado a finales de los 60 (yo aun era bastante chico)dos obreros dieran su vida en una lucha que no era suya: la gran huelga de maestros. No recuerdo ya sus nombres, pero el Partido Comunista de El Salvador, hubo un tiempo que editó material bajo ese sello: Ediciones: A y B en donde A y B eran los nombres de los camaradas, nombres, sin apellidos (¿Oscar y Pablo talvez?)

La solidaridad que tantas veces brilló en el medio de la desesperanza a finales de los 70, esa misma que nos permitiría tener empatía, y sentir el dolor de los demás, seguramente seríamos más humanos, menos bestias.

Con las declaraciones por la muerte de Poveda, cuya muerte me conmueve tanto como las de 12 salvadoreños diariamente, no pude evitar decirle a mi esposa: "¿Qué pensarán los familiares de los 12 muertos de este día, al saber que toda la prensa y el presidente están interesados en conocer a los culpables para castigarlos?" Y no es falta de solidaridad gremial o resentimiento, es simplemente que Poveda, con todo lo brillante que es su trabajo, vale tanto como el motorista (con todo y lo ordinario que es para tratar al público) o la señora que muere en un asalto, e incluso de aquellos salvadoreños anónimos cuyo trabajo no es brillante, pero es vital, porque permite a una familia vivir o mediovivir o por último sobrevivir.

Y pienso en la solidaridad...