sábado, 10 de diciembre de 2011

Los Tigres del Norte - Tres veces Mojado



Esta noche, en el Gimnasio Nacional “Adolfo Pineda” se presentan los “Tigres del Norte”, no conozco la historia personal de los miembros del grupo, ni del grupo mismo, pero los Tigres para mi tienen una relación bien especial con esta tierra, porque son ellos los que tocan y cantan “Tres veces mojado”.

No voy a ir a verlos, la situación no está para esos lujos, pero estoy escuchando música de ellos en el Internet y seguramente me acostaré escuchando su música. Imagino que el Gimnasio estará lleno y pienso que más de alguna lágrima rodará por la mejilla de un guanaco o guanaca que, pasando vacaciones con su familia, estará en el concierto recordando lo que tuvo que caminar, correr, escapar para llegar a conquistar el sueño, y poder mandar plata para que la familia comiera, y pagara las deudas…

Y mientras ellos y ellas corrían tras el tren, o caminaban resecos por el desierto o encajonados y encajonadas en camiones de carga o de cualquier otra forma, aquí, en El Salvador, quienes nos gobernaron en el pasado (y desgraciadamente en el presente) seguían construyendo su personal seguridad económica...

La emigración hacia los Estados Unidos, es el método que encontraron los gobiernos salvadoreños para asegurar ingresos, que fueron incapaces de generar desde la producción nacional. El sufrimiento de nuestros hermanos era invisible en la medida que nos vendían “el sueño americano” como alternativa a las oportunidades que la propia patria negaba.

Y antes fueron los dólares, luego fue la guerra, más adelante las maras pero siempre, en todo momento a lo largo de la historia, ha sido la pobreza, el hambre, la falta de oportunidades la que ha llevado a nuestros hermanos y hermanas a dejar la Patria, la familia, lo más querido para poder seguir comiendo.

Hoy, que los Tigres del Norte cantan en el Gimnasio, recuerdo al Chino Alex cuando con su sonrisa, decía que esa canción la habían escrito inspirado en él, nunca contaba la parte triste de su viaje, en él todo era sonrisa y vida plena. Huyendo de la muerte por ser un militante comunista, se fue para el Norte y en México se quedó sin plata, y Juan, un maestro de la UNAM le encontró en la calle y a lo mejor se identificaron, se dio cuenta que el Chino era de izquierda y que iba huyendo para seguir vivo, entonces el Chino tuvo donde recuperar fuerzas, reunir plata y seguir el viaje. Y me acuerdo del Chicho (el gordo César), que en México lo capturan y pidió hablar con el jefe y le explicó que él había sido guerrillero y que si lo mandaban de regreso lo mataban. Y el hombre le dijo, que él había tenido una novia salvadoreña que era guerrillera y platicaron buen rato, hasta que le dijo "ya te consigo quien te pase", lo liberó y lo conectó con el coyote que lo terminó pasando al otro lado.

Recuerdo una historia que cuenta el padre Solalinde, en la que a una inmigrante la agarra un patrullero de frontera y ella le dice que mejor la mate, que no puede regresar y ver morir de hambre a sus hijos, y el border patrol le dice “vete mujer, yo no te he visto” y ella, desde el otro lado le habla a Solalinde para agradecerle.

¿Cuántas historias más no conocemos? ¿Cuántas otras no tuvieron final feliz?

Hoy que los Tigres cantan en el Gimnasio, pienso en mis hermanos y hermanas, que dejaron todo lo que amaron para arriesgar la vida, ante la indiferencia de los que han dirigido de tan mala manera este país, por tantos años y rechazo a quienes, por complicidad, ignorancia o conveniencia, les cubren.

Denuncio a quienes, hoy que se habla de una tímida reforma a la Ley del Impuesto sobre la Renta, rasgan vestiduras y, lejos de analizar y hacer crítica seria, aportes formales y compromisos con el futuro, se dedican a sacar del viejo baúl las sombras de la crisis económica, de la recesión, de la falta de empleo, del cierre de empresas, de que la micro y la mediana empresa morirán, que la crisis viene y el lobo nos comerá… Hace tantos años que estamos así, que más de un millón de salvadoreños y salvadoreñas han emigrado arriesgando lo único que llevan con ellos, su vida, para hacer que los que aquí quedan puedan sobrevivir. Por favor respeten un poco nuestra inteligencia.

viernes, 9 de diciembre de 2011

mmm Un guía "payes-tar" actuando

Mire señor ministro, ya antes tuvimos un artista de cine al que le encargamos la seguridad y resultó que ese Paco (en Chile es ofensivo, similar al cuilio nuestro), se hizo seguir de flores el nombre y lejos de resolver el problema lo agravó. Claro, él no tenía problemas a futuro porque al final para eso hizo capital exterior para poder moverse libremente por el mundo como el profundo y honesto pensador que es, asociado a su incondicional, inteligente, “vivo” y “honrado” secretario, aquel que es hermano del hoy opuesto a incrementar la renta porque es mejor el IVA que al final nos amuela a todos y no la renta, sobre todo si intenta hacer que paguen los que deben pagar y nunca han pagado.

Mire señor ministro es ofensivo que se presente en la tierra de los Panchos con los seis seguridad que llevaba, por lo menos los hubiera disfrazado de paleteros, vendedores de coco, total que eso hicieron durante años para vigilar los locales sindicales, obreros y unidades que sospechaban eran comunistas.

Mire señor ministro, dejémonos de paja, la propaganda dura lo que el dinero alcanza y la realidad no supera, pero eso será poco tiempo, primero porque el dinero que queda habrá que repartirlo entre los honestos dirigentes que total para eso se sacrifican “sirviendo al pueblo salvadoreño” hasta vencer juntos, y encima la realidad, esa terca que evidencia incapacidades y mentiras a medida le reloj avanza, no les perdonará y finalmente se impondrá.

Mire señor ministro, mejor deje de posar y empiece a trabajar, eso de que capturan todos los días a “tanatada” de gentes, no arregla nada, más bien agrava la realidad de las cárceles y permite que la universidad de la maldad crezca. No caiga en la trampa de la imagen “candidateable”, mientras los salvadoreños nos volvemos cada días más asesinables. Deje de posar, mejor haga su trabajo que para eso le pagamos ¿Qué no?