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Las dictaduras, dentro de su crueldad tienen su cuota de humorismo, de gracias, de burlas...
Por ejemplo don Augusto Pinochet en alguna ocasión dijo que la suya no era "dictadura" sino que era "Dictablanda", aunque claro, en el caso de don Augusto, es innegable que era un político inteligente, muy hábil y sin duda alguna, militar implacable en su labor.
Otro ejemplo más cercano es del Coronel Arturo Armando Molina (Q.E.P.D.) de quien se hicieron innumerables chistes e historia cómicas para burlarse de él, aun cuando alguna vez (lo he dicho antes) escuché el rumor que el origen de tales comicidades eran la misma Casa de Gobierno, como un mecanismo para asegurar el deshogo del populacho de manera que no se le ocurriera subvertir el orden "legal" y "democrático".
El General Carlos Humberto Romero (Q.E.P.D.) tuvo algunas gracias que se terminaron convirtieron en aceleradores para la realidad que ya le rebasaba en 1979. Por ejemplo quiso emitir orden de captura contra un dirigente de izquierda, Juan Chacón (Secretario General del Bloque Popular Revolucionario, frente de masas de las Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí"), porque estaba casado o acompañado de una menor de edad, es decir, la compañera de vida de Chacón, era menor de edad cuando se casaron... Lo que esta gracia provocó fue que prácticamente todos los jóvenes del campo sintieron temor ya que la mayoría estaba acompañado de chicas menores... Eso pasa por no considerar la cultura, en este caso, del campo nacional de aquellos años. De igual forma quiso prohibir el uso del Corvo o Machete que prácticamente es la herramienta de trabajo del campesino... Nada más opuesto a la realidad, a la necesidad de la gente en el campo.
Y es que errores como esos son comunes en las dictaduras, porqué ante el convencimiento de ser salvadores, enviados por Dios y defensores de la democracia y libertad, terminan tan alejados de la realidad diaria de la gente que no entienden lo que pasa en la vida diaria...
Este punto es peligroso porque es cuando las gracias, dejan de serlo para ser acciones represivas que encarcelan, bajo cualquier pretexto, a los opositores políticos de la dictadura.
Era común en la década del 70, que algún dirigente estudiantil, gremial o político partidario, fuera secuestrado y a los tres o cuatro días así fuera un abstemio consumado, era mostrado en conferencia de prensa, golpeado, torturado y se argumentaba que se le había detenido por "bolo escandaloso" y que en el pleito que había armado se había ganado todos los moretes y fracturas que presentaba...
Luego se especializaron, y ya no los "presentaban ante un juez", se volvieron prácticos e implacables: los desaparecían.
Por eso es que las gracias de las dictaduras, hay que ponerles atención, ya que son una muestra de lo perdido que andan los caros asesores, generalmente extranjeros, que tienen, pero además, de lo extraviados que andan los dictadores por la desconexión que tiene, con la gente.
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