El intento del viernes me parece que fue el último cierre del campus de la Universidad de El Salvador (UES), rebalsados en su paciencia, un grupo de estudiantes decidió derribar los portones de acceso a la UES para hacer valer su derecho a formación universitaria.
Desconozco si los universitarios, eran tales o no; desconozco si eran parte de algunos grupos o frentes estudiantiles o no; tampoco se si fueron o no "motivados" por los docentes. Lo que vi en televisión es a un grupo de jóvenes, que aparentaban ser estudiantes. Ahora bien, lo realmente importante es que, luego de derribados los portones, los miembros de la comunidad universitaria accedieron al Campus y reanudaron las labores normalmente.
A menos que alguien sea un verdadero necio, me parece que esta fue la última "toma" o "cierre" del campus de la Universidad de El Salvador. Es evidente que los estudiantes se hartaron de que los hagan perder tiempo de estudio, por razones económicas sectoriales o intereses de grupos reducidos que no representan a la mayoría de la comunidad universitaria.
Respetar el derecho de las mayorías es vital para que una democracia funcione. Y si aun fuera cierto lo que antes acostumbran a decirse, de que la universidad de El Salvador es el reflejo de la sociedad, pues entonces que se alisten todos los funcionarios de gobierno que quieren que su capricho se imponga a la ley o a las decisiones y necesidades de la mayoría. Igualmente deben afianzarse los pantalones los sindicatos que acostumbran cerrar portones para no prestar servicios públicos. El vaso rebalsó, pero no el vaso del progreso económico que tanto ofrecieron por años, rebalsó el vaso de la paciencia.
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