martes, 2 de agosto de 2011

Porque me fui a la guerra
y me regresé antes de que empezara
(Parte V)

A mí me llegó información por medio de una compañera del tecnológico cuyo padre era miembro de la policía, me lo dijo para queme cuidara. Me extraño que no nos bajara información por el lado de la organización, tomé mis precauciones.

Para esos días mi ánimo andaba caído, por un lado sentía todo el cariño de la gente que nos apoyaba y confiaba en nosotros, por otro, las envidias y cosas inadecuadas dentro de la organización, incluso actos de cobardía de parte de algunos dirigentes universitarios. César, Alex, Oswaldo, el Choco Dany y yo nunca pensamos en ser cuadros de partido (de esos que el partido mantiene y les da empleo), para mí, era hacer la insurrección, tomar el poder, instaurar la democracia, y volver a la vida civil. A trabajar, a tener una familia y a disfrutar de la vida en paz.

Pero el 15 de octubre, me pareció que “nos comieron el mandado” lo capté en el ánimo de la gente con la que trabajaba, se me hizo más el 16 de octubre de 1979, el ERP lanza su ofensiva en Mejicanos y Cuscatancingo, con la esperanza de que la gente se levante en armas, pero la gente no lo hace, el 17 lo hace en San Marcos y no recuerdo que otro pueblo y la cosa sigue igual.

Me pareció que habíamos desperdiciamos muchos momentos previos (momentos revolucionarios como le llamaban los rusos). Equivocado o no, yo percibí que la gente se apagó, así de golpe, se apagó. Y es porque aun con todo, esa primera Junta Revolucionaria despertó esperanza y la gente ya no se desesperaba por tener un fierro en las manos. Aprendí algo: el grueso de la población lo que quería era democracia, no dictadura proletaria. Concluí esto por la cercanía que tenía con los grupos con los que trabajaba.

Me equivoqué en algo: pensé que la guerra, en caso se insistiera en ella, no iba a durar mucho.

Y el partido metió gente en la Junta y en las Alcaldías, pero en el fondo seguíamos empeñados en hacer la guerra, cuando, a mi parecer, las condiciones, ya no existían. En más de alguna ocasión pensé que lo que había pasado es que el tiempo que la dirección se había ocultado, se había clandestinizado, le había quitado la cercanía con la gente y se quedaba con los mensajes que les daban sus contactos, los que vivían con el dinero del partido.

El sentimiento de frustración se unió con el de soledad, ya todos mis amigos se habían ido, el Chino se escapó, antes que lo mataran porque pidió la baja y se la negaron. El choco Dany lo habían sacado a México para que estudiara lejos de todos estos rollos, El gordo seguía vivo y activo pero en Santa Ana y nos veíamos muy raras veces, total que el ánimo se fue al suelo y tuve que tomar una decisión.

Decidí retirarme, la gran pregunta era ¿Cómo? Podría ser acusado de traidor y a estas alturas ya había armas y militares (que son iguales que los militares de derecha, disparan y luego averiguan), Además si me iba, tenía que cuidarme de los cuerpos represivos que seguían actuando desde dentro y fuera de los cuarteles. No había dinero para salir del país (y tampoco existía el ánimo).

Por eso la respuesta al ¿Cómo? Era clave.


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