martes, 2 de agosto de 2011

Porque me fui a la guerra
y me regresé antes de que empezara
(Parte III)

Carlitos era un técnico electrónico y trabajaba en su propio taller, que era frecuentado por un montón de gente, desde policías que torturaban, hasta miembros del ERP, Por eso fue que un buen día se encontraron el Bitle con un Chele cuyo apodo he olvidado y empezó la conquista y Poco a poco el PRS-ERP se “jaló” al Bitle, quien por entonces, mantenía una vida bastante liberal (mujeres, mucha cafetería y bacile diario). El PRS-ERP lo “alineó”, se volvió ordenado, se acompañó, se volvió un hombre de hogar y respetuoso de todos y todas.

El “Bitle” caería el 10 de enero de 1981, cubriendo la retirada de su grupo, pudo irse y dejar a otros (él era el jefe), pero se quedó. Pedía agua, mientras se desangraba, llegó un soldado o guardia (ya no recuerdo) y lo asesinó. Carlitos lo lloró como un niño, era su hermano.

Yo tuve problemas en el partido porque mantenía la relación con mis amigos del ERP, y esto me llevó a un fuerte llamado de atención. Yo no lograba entender, si el objetivo era el mismo porqué no nos uníamos, aun con las diferencias, deberíamos tener objetivos comunes.

Por los problemas que tuve, la falta de seriedad del partido para enfrentar la lucha militar, y la necesidad que sentía de tener con qué defenderme en caso me quisieran capturar, decidí moverme para el PRS-ERP. Argumenté problemas personales para salirme, recuerdo bien al chino cuando me dijo, “Mirá si son problemas ideológicos los podemos discutir, pero si son personales es tu decisión”, insistí en lo personal y me dieron la baja.

Hable con Carlitos y le indiqué que me iba del partido que quería irme al ERP, él consideró que (siempre por bicho) no me iba a la clandestinidad, y pidió que me ubicaran en el frente abierto, me enviaron a las Ligas Populares de Secundaria 28 de Febrero (LPS-28) en San Salvador, yo estudiaba ya en el tecnológico.

La hermandad crecía, conocí gente muy sacrificada. Pero en una ocasión, con el Ministerio de Trabajo en manos de las Ligas, nos informaron que los escuadrones iban a sacar o atacar en esa noche y se montó una acción (que a la distancia realmente fue estúpida, pero típica en esos días).

La organización decidió cercar el cerco militar que cercaba a los compañeros en el ministerio, sin armas, cerca de la madrugada, la tensión era dura, en la oscuridad, logramos ver las sombras que nos tenían encañonados, decidí despedirme gritando y empezamos a tirarles un discurso a los policías y guardias que nos apuntaban.

Unos días después evaluamos la actividad, nos agarró una de las gemelas y en mi caso criticó mi actitud pequeño burguesa, la falta de disciplina, el evidente amotinamiento ante el compañero que iba responsable… Como decía “Aniceto”: uno de bicho es tonto respondí que si el compañero era responsable, que le inyectaran vitaminas para la próxima porque a la hora en que yo empecé a echarles el discurso, el compañero estaba sentadito en la cuneta con otra compañera platicando, lógico, eso fue también criticado.

Ese mediodía, mientras íbamos cabizbajos a hacer el esfuerzo de reunir algún dinero entre todos para comprar algunos platos de comida, me volvió el fantasma de que esos locos eran pro-chinos (a lo Pol Pot). A la distancia siento vergüenza al ver que fue exagerada esa reacción, pero en aquel momento la crítica fue tan fuerte, tan agresiva que hablé con César, que ya tenía algún rango dentro de la Juventud , le pedí regresar al partido.


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