miércoles, 3 de agosto de 2011

"Crimen de Estado" El libro de Lafitte Fernández
...las dudas que me surgen luego de leerlo


Gracias a Mauricio M., he leído "Crimen de Estado El Caso PARLACEN" escrito por el periodista Lafitte Fernández, en él, presenta documentos de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) que demuestran que en Guatemala, al momento del asesinato de los diputados salvadoreños del PARLACEN y su motorista, existía una organización paralela a los aparatos de seguridad del Estado que se dedicaban a "cazar" (literalmente) a delincuentes y los asesinaban, igual hacían "negocios" ilegales de todo tipo y calibre y contaban, lógicamente, con el apoyo de las altas autoridades, del ministerio de Gobernación unidad a la que está adscrita la Policía Nacional de Guatemala.

Colocando de lado los datos presentados en el libro. Me surgen dudas y comentarios, a partir de la lectura del mismo:

Primera: En el "Anexo I - Zacarías nos juntó de nuevo – Entrevista con Rodrigo Avila" (Página 206), el periodista inicia recordando una entrevista que tuvo, en el año 1995, con el entonces Director de la Policía Nacional Civil: "Pasaban las 10 de la noche y la impresora del periódico estaba detenida, temporalmente. Convocamos a Ávila, como jefe policial, para informarle que, en la edición que estaba a punto de imprimirse, acusaríamos a un grupo de policías de la delegación de Panchimalco, … que había asesinado a patadas y a golpes, a un joven estudiante de medicina" (todas las negritas en este post son nuestras).

Narra el periodista que tenían todos los detalles del caso, que habían realizado una investigación exhaustiva, incluso contratando especialistas en diferentes áreas para determinar cómo había ocurrido el crimen e identificar a los culpables. Y sigue: "A Ávila le explicamos los resultados de la investigación. Nosotros no teníamos duda de la participación de los policías en ese crimen…" de aquí mi duda: ¿Por qué un periódico que se precia de ser independiente y defensor de la libertad de expresión, detiene sus rotativas, convoca al director de la institución involucrada (a través de los policías) en el crimen de un salvadoreño y le informa que van a publicar una investigación que ha demostrado de manera científica que los criminales están dentro de la institución? Algo raro existe en esto.

Segunda: El impacto que tienen los medios de comunicación, el uso que de los mismos hacen los poderes existentes en un país.

El periodista describe en el "Capítulo 8: Siete muertes con un acervo de rencor", el ingreso de las fuerzas de seguridad al Penal de Pavón, mencionando que el periódico "Prensa Libre" publica días previos, a ese ingreso un artículo que describe como las mafias controlan Pavón.

Reviso la web y no puedo evitar comparar la información que brinda "Prensa Libre" sobre esta toma y la que hace "El Periódico" en sus ediciones del 26 de septiembre. El primero repite el discurso oficial sin contrastarlo, sin siquiera advertir a sus lectores que no se pudo confirmar de manera independiente lo escrito.

El Periódico informa: "La idea era tomar a los reos por sorpresa, pero según la versión oficial, los agentes fueron recibidos a balazos y con bombas molotov. La balacera duró al menos 45 minutos y dejó como resultado, de acuerdo con las autoridades y sin que sea posible confirmarlo con fuentes independientes, la muerte de Batres y Zepeda, así como de Omar Alvarado, Estuardo Mayorga Guerra y José Abraham Tinihuar, y dos personas no identificadas".

Y aquí me surge otra pregunta: ¿Qué medios de comunicación solemos leer, escuchar o ver? ¿Somos capaces de identificar que lo que nos transmiten es un verdadero trabajo periodístico o más bien el interés de un sector público o privado para "educarnos" y hacer que apoyemos sus intenciones, sus objetivos?

Finalmente me llama la atención la descripción que hace en la página 37 del Jefe de la Policía de Guatemala en esa fecha, Erwin Sperisen: "un cristiano de origen suizo con cara de irlandés…" y es justamente en Suiza donde se encuentra actualmente Sperisen. Y esto genera otra interrogante ¿Cuántas personajes, políticos o funcionarios, que tienen doble nacionalidad están tomando decisiones en El Salvador, con la seguridad y total confianza de que si algo sale mal, sacarán el pasaporte guardado por tanto tiempo, mientras parecían salvadoreños, y saldrán corriendo a refugiarse a su "patria", importándoles poco lo que le ocurre a El Salvador y su gente?


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