viernes, 19 de octubre de 2012

Un chiste que no lo es

Entre tanto correo spam que llega, apareció uno que vale la pena comentar porque demuestra que en ocasiones la realidad es la misma, pero dependiendo de a quien le ocurre o de la zona en la que ocurre, el panorama cambia.

No es lo mismo este discurso en una colonia marginal de San Salvador, que en una de capa media o mejor aun, en la Escalón. Mucho menos si viene de donde dice el "chiste":

Chiste fino español

A un español de unos 73 años le está entrevistando un periodista en un jardín. El hombre entrevistado se expresa del siguiente modo:
  • Soy hijo de exiliados.
  • Hasta los 27 años y poco antes de la transición no pude volver a España por culpa de Franco.
  • A mi padre, pobrecito, no sabíamos ni dónde enterrarlo.
  • Mi madre, estuvo muchos años en silla de ruedas.
  • Ahora tengo 73 años.
  • Hace meses me quitaron el 30 % de un pulmón.
  • Mi mujer, es inmigrante.
  • Tengo tres hijos con ella.
  • De los tres, sólo trabaja una, la del medio,... pero no cobra nada.
  • Todos, incluidos los nietos, viven de mi asignación.
  • La mayor, se acaba de divorciar.
  • Mi yerno, se daba a las drogas y al alcohol y la ha dejado con dos niños.
  • El pequeño de mis hijos, aún no se ha ido de casa y, además, se ha casado con una divorciada y la ha traído a vivir con nosotros.
  • Esa señora antes trabajaba, tenía muy buen puesto, pero, desde que vino a mi casa ya no hace nada.
  • Ahora tienen dos niñas que también viven bajo nuestro techo, para colmo, este año, con lo de la crisis, casi no nos hemos podido ir de vacaciones y, si me apuras, ni he podido celebrar que España ha ganado el Mundial.
  • Para colmo, el marido de la mediana, anda en líos con la justicia.
  • Al enterarme me desmayé y casi pierdo un ojo al darme con una puerta...
  • Acaban de operarme porque me fracturé la cadera.


El periodista, pone cara de asombro y comenta:

Majestad... ¡no creo que su situación sea tan mala!



Podría uno concluir que por muy dramática que sea una situación no es lo mismo que se viva en el Palacio de la Zarzuela en España, que en la Coruña, Soyapango, San Salvador, El Salvador en la América Central.

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