miércoles, 31 de octubre de 2012

¡¡Cuando están vivos no hacen nada!!



Escucho esas palabras en el noticiero de Canal 21 por la noche, son dichas por una mujer que llora mientras intenta acercarse al cadáver de un familiar ametrallado en Panchimalco, un Policía Nacional Civil la detiene a ella y a quien se identifica como la madre del fallecido y la primera suelta la frase al reclamar que les impidan el paso.

Sin duda es el llanto de muchos salvadoreños y salvadoreñas que han perdido familiares, algo que sin duda no padecerán los parientes del ministro de seguridad, que hoy, como muestra de confianza en la seguridad que brinda su ministerio por medio de la Policía Nacional Civil, abordó al menos un bus, para ver cómo funciona el plan, usaba unos anteojos negros de diseñador y varios hombres protegidos por chalecos y armas largas.

Tampoco ocurrirá a los familiares de aquellos que, desde la Asamblea Legislativa, por un lado discuten si es momento de elegir Fiscal General de la República o préstamos, y por otro, aprovechan la necesidad de los verdaderos vendedores pobres desalojados en el centro de San Salvador, que hoy, intentaron vender para alimentarse, mientras otros, seguramente representando a sus empleadores desde la oscuridad, buscaban, organizadamente, adueñarse nuevamente de al menos una acera.

Mientras, el propietario de un restaurante del centro se queja de las pérdidas, porque la chatarra, producto de los puestos destruidos, la lanzaron frente a su local, no tiene energía eléctrica y ha perdido toda la materia prima para decenas de platos, que eran un pedido para el fin de semana. Si tan solo tuviéramos la ley que permita que los ciudadanos demanden al Estado, él comerciante podría exigir que le repongan las pérdidas. Pero eso no es posible, porque quienes deben hacerlo, están midiendo fuerzas sobre fiscal, préstamos y aprovechándose de la pobreza de los ambulantes del centro.

En Mejicanos, doña Juanita, la que hace poco se aumentó el salario porque lo merecía pues "son más de dos títulos universitarios y varios diplomados al servicio del pueblo" tomó venganza hoy: despidió a varios trabajadores, argumentando la falta de dinero. No podía quedar sin represalias el que la opinión pública le avergonzó al punto de obligarla a rebajarse el salario.

Recuerdo entonces "Patria Exacta": ...Esta es mi Patria:
un río de dolor que va en camisa
y un puño de ladrones
asaltando en pleno día
la sangre de los pobres.
...cada Ministro del Gobierno democrático
un demagogo
que hace discursos y que el pueblo
apenas los entiende...

Cuánto falta aun por hacer, sin duda, aun falta mucho pero hay esperanza: jóvenes trabajando por un mejor país, ya llegará su momento de prueba, cuando enfrenten el poder económico que a todo le pone precio, será entonces que sus principios valdrán millones de dólares (o serán más baratos)... pero quien quita y a lo mejor, jamás los vendan, ojalá.

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