Bien, continuando: la primera de las dos películas mencionadas: “Guantanamera” evidencia, que cuando este tipo de vida es la que reina, es decir, cuando la coacción está presente hasta en las palabras, y la represión es entendida con la sola mención de esas palabras mágicas, entonces la convivencia social se cae.
Surgen los ambiciosos, sinvergüenzas, vividores de siempre, esos que, conscientes de que las capacidades que Dios les regaló las tienen tan bien guardadas que nunca las han usado, hacen uso de su única arma disponible: su lengua. La usan para hablar mal de quienes les rodean y compiten “como iguales” y también, con mucha habilidad, la usan para pasarla por la parte posterior baja del cuerpo de los dirigentes, allí donde la espalda cambia el nombre, como muestra de fidelidad a toda prueba.
Conociendo esa realidad, es que uno puede llegar a comprender, que el partido no cambie ni a sus dirigentes, ni el rumbo que le han dado con sus decisiones, aun cuando son los responsables directos de los resultados del pasado domingo. La desconexión entre dirección y ciudadanos es total, pero los “militantes” fieles, seguirán besando la santa parte que les toca besar a la dirección porque de allí depende mantener el estándar de vida al que ya se acostumbraron como buenos servidores de la causa proletaria.
Es bastante difícil que alguien, que aspire a candidaturas en elecciones futuras, se arriesgue a criticar y presente oposición abierta, desafiante, a la permanencia de esa dirección, responsable de los resultados del pasado domingo. Por eso este fin de semana ha sido aleccionador, creo que comprendo al partido.
