domingo, 28 de febrero de 2010

Cuba Bella y Orlando Zapata Tamayo

Cuando jóvenes, Cuba era una estrella, era una guía, un sueño, un modelo. Pensabamos que en ese país se desarrollaba un proyecto político digno de imitarse: Los niños en las ciudades y el campo iban a las escuelas, la educación que se impartía era de alto nivel, la universidad no era ya una negaciòn para los campesinos con inteligencia suficiente para graduarse; la salud era para todos, si bien había colas en algunos negocios eran responsabilidad del "imperialismo" que buscaba ahogar esa revoluciòn con un "asfixiante y criminal bloqueo" Cuba era "Cubita la bella".

Hoy, luego de la muerte de Orlando Zapata Tamayo (preso de conciencia en Cuba), no puedo evitar recordar las palabras de Fidel, tan viejas como él mismo: "Revolución en la revolución", porque lo que había era un proceso que cada día iba a ser mejor. La promesa de que Cuba no iba a ser más el burdel mundo... Y pienso además en el esfuerzo que ese pueblo le puso a su revolución, el trabajo masivo para alcanzar las metas de zafra, los domingos rojos, la entrega de sus hijos incorporándolos al movimiento Pioneros, en fín, tanto esfuerzo...

Y recuerdo cuando casualmente en mi casa un técnico de Cuba Deportes se despedía y nos contaba de cuándo el éxodo de Mariel ellos les tiraban huevos a sus vecinos que se iban y les gritaban traidores, gusanos. Y años más tarde, cuando estos exiliados regresaron (luego de años en Miami), llegaban a la casa, tocaban la puerta y te entregan una bandeja de huevos diciendote, tomá para que repongas los huevos que me tiraste y luego, casi con llanto en los ojos, miró los mios y me dijo: "Y los agarrabas porque eras todo lo que tenías". Y a pesar de esa realidad, pudiéndo quedarse en El Salvador, como lo habían hecho (y quizás lo seguirán haciendo) muchos otros, él decidió regresar a Cuba, porque allá es su sueño.

Y leo a Yoani Sánchez y comparto su rabia, porque también nosotros buscamos la democracia desde la semiclandestinidad, también nos jugamos el pellejo pensando que era posible soñar...

La caída del campo socialista arrastró consigo el andamiaje propagandístico creado para mostrar que el paraiso podría construirse, y si bien Cuba sigue teniendo logros innegables, sobresalientes, no hay duda que el hombre jamás podrá ser amarrado sin que esa acción tenga respuesta. El pensamiento de todos los hombres es valioso y tiene el innegable derecho de coexistir con los demás. Atrás deberán quedar los tiempos en que los uniformes quisieron imponernos un forma uniforme de pensar, eso es imposible y mientras haya un tonto que piense que esto es posible, siempre existirán los Zapata Tamayos, listos a defender su derecho a disentir, así sea perdiendo la vida en el esfuerzo.

Desde este rincón de la blogsfera, mi admiración para Orlando Zapata Tamayo y todos los cubanos que desde dentro buscan hacer entender a los dirigentes del Partido Comunista, que no son dueños de la verdad absoluta...

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