Cuando estaba chico, recuerdo entre otras cosas que me impactaron una época en la que a los ladrones y delincuentes que capturaba la Guardia Nacional, les quitaban el pelo al rape, y uno en ciudades pequeñas como Santa Ana, ya sospechaba quien era delincuente porque andaba con el pelo al rape, bueno andaba sin pelo.
Después algunos de los rapados aparecìan muertos. Y la gente se alegraba... "Ta´bueno que hayan matado a esijue.. ya mucho jodìa", escuchaba que màs de alguien comentaba en el mesón en el que vivía.
Mis padres no comentaban, la dictadura les enseñó que el silencio permitía vivir más y sin problemas.
De repente otro conocido delincuente muerto... y la gente celebraba.
Pero un buen día, los destinatarios de las balas, ya no eran los delincuentes, sino que eran personas honradas, honestas, trabajadoras... la guardía quería hacerlos pasar por delincuentes, pero en realidad eran sindicalistas, obreros, maestros, estudiantes, y al menos en Santa Ana, se conocían y la gente se empezó a sentir triste, a preocuparse, a sentir miedo ya no de la delincuencia, sino de aquellos anónimos que antes les "defendían" matando delincuentes...
Y entonces nos dimos cuenta que lo primero fue sólo un entrenamiento, una preparación para lo que venía luego, los escuadrones de la muerte, que sólo asesinaban ladrones y delincuentes de todo tipo y de importancia, iniciaron la limpieza política: empezaron a secuestrar y matar a aquellos que pensaban diferente... y la gente ya no sentìa alegría, ni comentaba justificando la necesidad de los asesinatos.
Por eso hoy que se habla de grupos de exterminios, a mì no me alegra y no deberìa alegrar a nadie con un mìnimo de lógica, no importa que tan duro nos haya golpeado la delincuencia, la limpieza social termina siempre mal.
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