Doce minutos que bien pudieron ser utilizados para informarnos acerca de los niños que, en el Hospital Bloom, no tienen medicinas y sus padres deben apoyarse con los amigos y parientes y todos aquellos que tienen cariño a sus hijos para que les ayuden a adquirirlas o, abiertamente (muchos lo hemos visto), mendigar en los buses con pena, pero con dignidad y amor porque es por sus hijos.
Doce minutos que permitieron que entrevistaran al ofendido, a la acusada de ofensora, a representantes y ciudadanos "que circulaban por la zona".
Doce minutos que bien pudieron dedicarse para entrevistar al director del hospital, al ministro de salud, a los padres afligidos, a los jurìdicos que analicen si es violación o no al artículo 1 de la Constitución de la República
(Art.1.- El Salvador reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado, que está organizado para la consecución de la justicia, de la seguridad jurídica y del bien común.
En consecuencia, es obligación del Estado asegurar a los habitantes de la República, el goce de la libertad, la salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social.).
Doce minutos que nos permiten ver y escuchar a un ministro que ofendido expresa su desagrado por la grosería hecha, señalando responsables (espero que luego de haber investigado que, además, esa es su responsabilidad).
Ventajas de la libertadde expresión
Y además... en este país donde los ríos son majestuosos y tenemos ¡las mejores carreteras de Centro América!, los niños no votan y a lo mejor ni son Patria.
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