He leido los blog de Soy Salvadoreño y Quo Vadis acerca de la navidad y hago memoria de que mis hijos nunca creyeron en Santa Claus, ni en el niño Dios y fue una decisión tomada en mi infancia.
Resulta que me educaron en una familia católica en la que no se creía en Santa Claus sino en el Niño Dios y era el omnipotente (Dios Chiquito, pues) y claro a él había que orarle todos los días por la noche antes de dormir, prometerle portarse bien y, de paso, pedirle los regalos.
Tendría seis o siete años cuando vi unos patines preciosos (antes los patines los hacían únicamente en metal) y eran igual que todos, sólo que (igual que todos los demás) no eran míos y eso los hacía más preciosos. Todos los días pasaba (cuando me mandaban a comprar tortillas o hacer mandados) por el bazar que los vendía, no recuerdo cuánto costarían (a estas alturas del partido estoy claro que costaban más de los que mis padres podrían haber pagado)y cada vez que pasaba me quedaba frente a la vitrina, cerraba los ojos y hacía una oración.
El rollo fue que al final del año, lo que tenía era un rifle de plástico. Me sentí muy mal, no tanto por el rifle que me duró medio día (porque luego de dispararle a mi hermano y a pesar de mis insistentes "bang, bang" éste "no caía muerto", tuve que pegarle con el rifle en las piernas para que se cayera, y el rifle se hizo dos porciones) sino, porque pensé que era "paja" que Dios era omnipotente.
Con esos antecedentes decidí que mis hijos no creerían en Santa Claus y tampoco dañaría el prestigio del Dios niño haciéndolo quedar mal (por mis ingresos), por eso nunca creyeron que los juguetes los traía Santa Claus o el Niño Dios, es más (contra la voluntad de mi esposa) nunca los envolvimos, mi placer fue siempre llegar a medianoche (por mi trabajo) con los jueguetes y en la caja en la que los llevaba dejarla "olvidada" en la sala y el siguiente día madrugar, hacerme el maje leyendo el diario y que mi hija (que fue quien más disfrutó esto) se levantara, viera la caja, con su natural curiosidad de niña llegara a revisarla y terminara a un lado sentada, jugando (todo el día), pero no fue por Grinch ni nada de eso, fue porque con el tiempo pensé que no tenía derecho a jugar con el prestigio de Dios (grande o niño). Lo de Santa es otra historia (hay que buscarla en la historia de la Coca Cola y porqué Santa Claus es rojo.. de la ropa; del corazón y de la ideología, nadie sabe, aunque algunos sospechemos, je, je o mejor jo, jo, jo).
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