Creo que esa es la verdad que hay tras la detención de 600 inmigrantes ilegales en Missipi, Estados Unidos. Ser pobre te lleva a ser capaz de soportar la discriminación y alejarte de los tuyos, de lo tuyo, de tu familia, de tu tierra, de tus amigos y llegar a un terreno en el que nadie sabe como te ira, pero que tienes la confianza que permitirà alimentar como seres humanos a los tuyos.
Por mí que los gringos se hundan en su propia miasma (qué fácil es decirlo cuando no se tiene hambre), ¿Quién recogerá las cosechas? ¿Quienes les harán obtener las utilidades que tienen? ¿Quiénes se dejarán explotar con total tranquilidad (por necesidad)? Al menos liberaron a las mujeres que tienen hijos pequeños, no hay duda que la presiòn de la opinón pública ha servido de algo. La iglesia ha hecho su aporte.
De las pocas cosas a las que verdaderamente le tuve miedo en toda mi vida ha sido al exilio (impuesto o autoimpuesto), dejar la Patria para mi era medio morir, porque la Patria no son un trozo de tela, una oraciòn y un himno; un escudo, una flor o un canto; la Patria es tu familia, tu cultura (aun cuando se este destruyendo por quienes deberían cuidarla) es tu vida y es dolorosa dejarla.
La semana anterior tuvimos la alegría de recibir a Edith y pudimos sentarnos y platicar largamente y vernos ahora, casi con 50 años, junto a Margarita, Jimmy y Juanita y pudimos ver hacia atrás y alegrarnos de que ella, al menos ya esta legal, pero sabemos su historia, el largo camino hasta llegar al punto en el que hoy está. Más de 20 años hace que se fue, que dejó la Patria, que la vimos partir con la esperanza de tener una vida mejor, esa que aquì se le negò pese a su grado universitario, a su calidad humana y profesional.
Platicamos y comentábamos que es triste saber que cada dìa son cientos de salvadoreños los que se van, a pesar de la amenaza sobre su vida (secuestros, trata de blanca, violaciones, robos, golpizas y accidentes de tren), aun con todo eso, se están yendo, se largan de esta Patria que los niega como hijos, la corrupción ha hecho más difícil la vida, y las decisiones económicas tomadas por algunos profesionales para el arrastre (como serpientas lambisconas) ha hecho que cada día sean más que los que arriesguen la vida, para poder llenar el estómago de los suyos.
En esos casos es que se entiende aquella famosa frase de que ellos son "los que no tienen nada que perder excepto la vida". Dolorosa realidad.
Ayer 600 hermanos fueron capturados por inmigraciòn estadounidense, muchos de ellos salvadoreños. Mientras les mandamos soldados para apoyar su aventura en Irak, ellos tratan como criminales a hermanos que únicamente trabajan, pagan sus impuestos y tuvieron la desgracia de nacer pobres en sus países de origen y que tales países (con sus gobiernos) fueron incapaces de darles el bienes al que están obligados por ley (pero sobre todo por humanidad).
Este día siento indignación, porque nadie tiene derecho a enjaular a los que volaron para poder comer, para seguir vivos, para cumplir su rol de proveedor para los suyos. ¡Nadie!, por muy chele que sea o por dueño que se crea del mundo.
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