sábado, 21 de septiembre de 2019
El perro mueve la cola... o lo contrario
“Wag the Dog” es una película estadounidense que, según el traductor de Google, significa: “Menear el perro”, frase que en español no dice mayor cosa a menos que se diga: “la cola que menea el perro”, esto último hace referencia a un chiste que pregunta “¿por qué mueve la cola el perro?” y la respuesta es “porque el perro es más ‘vivo’ que la cola, si no sería la revés, la cola movería al perro”.
Para tener una idea de lo complicado de la traducción, baste decir que según el Internet, la película fue traducida de varias maneras: "La cortina de humo" (España); "Mentiras que matan" (Argentina); "Escándalo en la Casa Blanca" (en otros países).
La película se basa en un libro llamado “Héroe americano” (Larry Beinhart) y que, según la Wikipedia (yo no he leído ese libro) se basa en la teoría de que la guerra del desierto fue planificada para impulsar la reelección del presidente Bush, al igual que antes, la guerra de las Malvinas fue para apoyar a Margaret Thatcher.
Como sea, la trama (de la película) es esta: a días de su reelección el presidente de los Estados Unidos es sorprendido en asuntos sexuales con una menor de edad, lógicamente su reelección, que era un mero trámite electoral, se revierte. Sus asesores de prensa, imagen y más deciden, asociado a un director y productor de Hollywood y, por supuesto, los “contactos” ubicados en medios de comunicación (“menteros” les llamaban en El Salvador hace muchos años, cuando existían) crear una guerra (ficticia) contra Albania (¿Quién sabe dónde carajos queda ese país?, ¿porque es país verdad?) y de entre los residuos de esa guerra surge un americano que capturado, torturado y grabado en video logra enviar un mensaje en Morse (rompiendo el suéter para que se lean los puntos y rayas) indicando “tortura” (esto realmente ocurrió durante la guerra de Viet Nam cuando un oficial capturado “pispileó” los ojos para enviar ese mensaje en el video que le hicieron grabar).
Lógicamente, en la patria de Abraham Lincoln la solidaridad es extrema, la patria ha sido ofendida por ese “paisillo” de mierda, las acciones son múltiples incluyendo el “descubrimiento” de una canción escrita, según su ficha en la discoteca del Congreso, unos 10 años atrás por un cantante country ¡Vaya sorpresa! pero la tal canción, fue escrita, grabada y almacenada esa misma semana con ficha y todo para que indicara que fue “hace rato”, eso solo lo saben los grandes asesores del presidente que lo hicieron. Se utilizan todos los medios tecnológicos y psicológicos, para que el pueblo se alinee tras el primer luchador de la libertad del mundo llamado Presidente de Los Estados Unidos de América.
Por supuesto, el día de las elecciones, la votación es arrasadora gana el violador, perdón, el héroe de héroes que sabiamente dirige el país. Pero siempre hay un “pelo en la sopa”: quien creó la historia queda “empilado” y, sintiéndose dios, quiere hacer la segunda parte de la "película", en lugar de aceptar simplemente la embajada que le ofrecen (no recuerdo si México o en algún otro país), lógicamente se vuelve necesario que tenga un accidente de tránsito la siguiente semana, en el que lamentablemente muere.
En América Latina, es impensable montar una guerra en otro país (aun y cuando ya lo experimentamos en 1969, con la de Honduras, por cierto quienes sigan creyendo que fue por el fútbol, lean un poco más); pero hay otros medios, manifestaciones, quemas de llantas, muertos… Soy desconfiado por naturaleza, la vida me hizo así, por eso estoy vivo, cada vez que las costumbres habituales bajan o suben repentinamente, se me hace sospechoso… y pienso: si en los Estados Unidos o Inglaterra, fueron capaces de crear una guerra por votos, ¿Qué no crearían estos aprendices de dictadorzuelos que reinan hoy en América Latina?
Y pienso eso, porque los recursos (intelectuales, tecnológicos, económicos) existen y pueda ser que al final la cola es más viva y se mueve, mientras el perro queda quieto, solo para distraernos y alegrarnos o alinearnos; o pueda ser que en los países de América Latina, la cola sea “más viva” que el perro, porque la cola son los poderosos medios de comunicación, los “opinólogos” y comentaristas a los que les creemos tanto que hasta los volvemos presidentes o diputados para que impunemente nos roben, sin darnos cuenta que la cola nos ha “jugado”, como antes lo hacía la Siguanaba con los dundos “dandis”.
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