domingo, 8 de septiembre de 2019

En clave de SI,SIES



En una ocasión una amiga me contó que cuando sus hijas estaban pequeñas (cinco años de diferencia entre una y otra), cada vez que regresaba del trabajo encontraba a la más chica golpeada, aruñada, despeinada y llorando. Su llegada era la salvación, pues según se quejaba, la mayor le había provocado todo el daño que presentaba.

Esto ocurrió por varios años, hasta que descubrió que la pequeña se hacía la víctima, que inventaba todo y que, en su afán de que la mayor fuera diariamente castigada, era capaz de realmente auto dañarse.

Últimamente recuerdo mucho a mi amiga, de hecho lo hago cada vez que volteo a ver la política nacional.

La clave de la hija más pequeña, era convencer de que la situación que presentaba era real. Cuidaba los detalles, se aseguraba que los golpes dejen moretes, que el aruño sangre, que el llanto brote conmovedor. Luego quien confiaba en ella, mi amiga en ese caso, le creería. Esa es la clave de la víctima.

Un punto importante para la chiquilla es que conocía el nivel de confianza que su mamá le había brindado (le creía todo), pero además conocía lo que su madre sabía y lo que no. Por ejemplo, su madre no sabía que la mayor, lejos de dañar a la pequeña, estaba dispuesta a cuidarla y protegerla aun a costa de su seguridad. Tampoco sabía que las reglas que ella estableció eran respetadas totalmente por la mayor, pero no por la menor que era la “víctima”.

Eso ha estado pasando en la política nacional, los políticos de turno saben el grado de confianza que les tiene el ciudadano común, conocen además que ese ciudadano es producto perfecto del sistema educativo que por más de 50 años ha formado cuadros operativos (para trabajos repetitivos como maquila) no cuadros directivos (pensar, investigar, analizar, decidir).

El ciudadano no conoce historia patria, no conoce historia alguna, a lo mejor ni siquiera conoce su propia historia. Lo que sí sabe es la frustración que provocan más de 30 años esperando un cambio que nunca llegó. Sabe de traición a ideales que fueron construidos a costa de sangre y sabe del incumplimiento de promesas, y lo más triste, hoy luego de tantos años de rumores, hoy si sabe del robo descarado de cada uno de los dirigentes que recién van saliendo del poder.

Ante esa realidad, el ciudadano hace lo de mi amiga, le cree a la “víctima” porque le ha jurado lealtad, le promete honestidad, le ha vendido esperanza.

Al final, en la política, ocurrirá lo que le pasó a mi amiga que cuando se dio cuenta de la mentira, ya era bastante tarde, la mayor estaba muy resentida, la menor estaba agrandada y tuvo que lidiar una adolescencia muy difícil en las dos. Con el tiempo las cosas se han asentado y la madurez ha llegado a las tres. Eso también ocurrirá en política, solo que los seres humanos maduramos en cinco años, lo que a las sociedades les toma 20 o 30 años.

El único cambio que realmente es importante en este país, el educativo, es el que no se ve por ningún lado y no estamos hablando de un SI, SI ES para mientras, estamos hablando de un cambio real, que al menos las universidades se acerquen a un 80% de la calidad de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) por ejemplo, mientras eso no llegue, siempre habrá una víctima que se ganará el corazón, la voluntad y los votos de los ciudadanos.

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