En mi país, que tristeza
la pobreza y el rencor
Dice mi padre que ya llegará
desde el fondo del tiempo otro tiempo y me dice que el sol brillará
sobre un pueblo que él sueña labrando su verde solar
En mi país, que tristeza, la pobreza y el rencor
Vos no pediste la guerra, Madre Tierra yo lo sé
Dice mi padre que un solo traidor
puede con mil valientes él siente que el pueblo
en su inmenso dolor, hoy se niega a beber en la fuente clara del honor.
Vos no pediste la guerra,Madre Tierra, yo lo sé.
En mi país que tibieza, cuando empieza a amanecer
Dice mi pueblo que él puede leer, en su mano de obrero el destino
y que no hay adivino ni rey que le pueda marcar el camino
que él va a recorrer.
En mi país, somos duros, el futuro lo dirá
Canta mi pueblo una canción de paz
Detras de cada puerta esta alerta
mi pueblo y que nadie podrá,
silenciar su canción y mañana también cantará.
En mi paìs somos miles y miles
de lágrimas y de fusiles
y el puño que el pueblo alzará hoy nos llama y nos grita
adelante, adelante, adelante, adelante.
Como que el tiempo no pasara, este canto de Alfredo Zitarrosa (Uruguayo), en voces del Quinteto Tiempo (argentinos), era de los cantos que escuchábamos en el más bajo volumen durante la dictadura militar y hoy, tantos años despuès me parece válido, sobre todo porque la gente está tras las puertas, opinando desde las redes sociales, señalando a los señores que buscan preservar sus privilegios, mantener la corrupción. Antes tuvimos que estar tras las puertas y de noche gritar, condenar, señalar, desde los muros, desde los volantes, desde las bombas de propaganda, desde los mitines relámpagos, desde las mantas. Hoy están los muros de facebook, los cortos (relámpagos) mensajes del twiter, y claro los blogs.
"En mi paìs somos miles y miles, de lágrimas y de fusiles y el puño que el pueblo alzará hoy nos llama y nos grita adelante...", ya es tiempo de que cambiemos las lágrimas por las voces fuertes de ciudadanía, ya pasó el tiempo de los fusiles, ahora son las plumas, los teclados, los que deben sonar, los que se deben escuchar, es tiempo de que los puños se vuelvan manos trabajando en beneficio del país, no es posible que sigan muriendo niños de hambre, pobres comiendo semillas mejoradas ante la desesperación del hambre, mientras la clase política sigue alejanda de la realidad preocupada únicamente de sus beneficios particulares.
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