viernes, 22 de marzo de 2019
Una discusión perdida
La mayoría de nosotros hemos escuchado el cuento “Pedrito y el Lobo”, es el de un niño pastor bromista, que para llevar emoción a su vida, gritaba “¡viene el lobo, auxilio, viene el lobo!”, a los gritos del pequeño, los vecinos corrían en su auxilio, con herramientas de labranza y palos listos a espantar al lobo, y entonces, el pastorcito se carcajeaba disfrutando del engaño realizado, pasó una, dos, varias veces. Un día, llegó el lobo y atacó a las ovejas, y por más que Pedrito gritara “¡Auxilio, el lobo, Auxilio, el lobo!” nadie acudió en su ayuda porque nadie le creyó, a partir de la experiencia que tenían con el pastor mentiroso.
En El Salvador, en este momento Pedrito se llama Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), y tiene este rol porque, desde su llegada al gobierno de la República en 1989 ofreció un país diferente, al que teníamos en esa fecha, que, entre otras cosas, había nacionalizado la banca comercial, el comercio exterior (café, caña de azúcar, algodón) e implementado una reforma agraria (con altos y más bajos).
Pues el 1 de junio de 1989, Don Alfredo Cristian asume la presidencia de la República y en su “Plan de desarrollo económico y social”, estableció en el papel “dos objetivos globales (1) crear las condiciones para alcanzar un crecimiento económico robusto y sostenido; (2) elevar el bienestar y calidad de vida de toda la población, especialmente la que se vive en extrema pobreza”; en la práctica las acciones que realizó fueron, entre otras: eliminar el Instituto Regulador de Abastecimiento (IRA) que ejercía control de precios de maíz, frijol, arroz, azúcar, maicillo, compra-venta de éstos productos buscando precios justos al productor y al consumidor; también elimina el Instituto de Vivienda Urbana (Constructor de vivienda popular como Zacamil, Colonias Jardín en Mejicanos, IVU en Santa Ana y otros); Se liberaliza el precio de 230 productos de la canasta básica para que el “mercado” establezca los precios. Se declara inconstitucional INCAFE (exportadora gubernamental del café); Se privatiza el Instituto Salvadoreño de Investigaciones del café (ISIC), el comercio exterior. La Escuela Nacional de Agricultura (ENA) y el Instituto Tecnológico Centroamericano (ITCA) son entregados a la administración de FEPADE; Hay otras medidas que buscan favorecer a la empresa exportadora y reducen los ingresos por impuestos al fondo general de la nación.
El 1 de junio de 1994 Asume el presidente Armando Calderón Sol, teniendo como eslogan: “¡Para convertir a El Salvador, en un país de oportunidades!” aumenta las privatizaciones agregando a la lista los ingenios azucareros; Administración Nacional de Telecomunicaciones (ANTEL); Distribución de energía eléctrica (CLESA, CAESS, DEUSEM y otras); los fondos de pensiones que se entregan a las Administradoras de Fondos de Pensión (AFP) con los resultados que hoy padecemos, porque algo curioso es que siempre se privatizó, según nos explicó cada presidente en su momento, pensando en los pobres, para volver más eficientes los servicios, para aumentar los ingresos, la realidad en el tiempo se encargará de enseñarnos que no importa que tan buena sea una ley en el papel siempre se podrá modificar hasta deformarla… a favor de los propietarios que disfrutan las ganancias.
El 1 de junio de 1999 el presidente Francisco Flores propone “La nueva alianza” orientada a lograr que todas las personas, familias y comunidades se corresponsabilicen en la búsqueda de su bienestar y progreso y por supuesto, ofrece más empleo e ingresos, servicios básicos más accesibles, sociedad civil fortalecida y mayor espacio para el desarrollo personal por el clima de seguridad y justicia en armonía con el medio ambiente. En los hechos, lo más memorable de este gobierno es la promesa del bi-monetarismo que también el tiempo se encargó de enseñarnos que es dolarización asolapada y además, de que la alianza, no era con el pueblo sino con su partido, al que, hoy sabemos, hizo llegar en parte o total (nunca me quedó claro) un donativo en efectivo que Taiwan entregó para los afectados por los terremotos del 2001, también le cabe el honor de haber enfrentado a los trabajadores de la salud, acompañados de otros sindicatos y estudiantes de la Universidad de El Salvador, que frenaron, con las memorables “marchas blancas” lo que era su mayor ambición: privatizar la salud.
El relevo llega el 1 de junio de 2004, con el Presidente Antonio Saca, un empresario que se encargó de vendernos que lo “Lo social no es complemento de nada, es la base de todo”, mientras acarreaba ilegalmente, según la Fiscalía General de la República (FGR) más de 300 millones de dólares del fondo general, es decir, disponía de 10 años el presupuesto del Hospital Bloom 2018, para asuntos de su interés particular y el de su familia (según la FGR). Adicionalmente realizó acciones como la de reducir a la mitad las pensiones de beneficiarios, cuando éstos tienen su propia pensión, así por ejemplo una maestra jubilada y viuda de otro maestro solo recibía su pensión y la mitad de la pensión de su esposo (como beneficiaria); le cabe la gloria de haber creado el Fideicomiso de Obligaciones Previsionales (FOP) el mecanismo legal aprobado en 2006 que permite al gobierno sacar dinero de las cuentas privadas de los cotizantes de las AFP y con eso pagar a los jubilados del ISSS y el INPEP, acabando de destruir el ya mal parado sistema privado de pensiones.
En cada caso, en cada nuevo evento, nos vendieron que la privatización era lo mejor, el servicio mejoraba, las ganancias aumentaban, el rebalse económico llegaría y todos seríamos remojados con esa abundancia de dinero… La experiencia ha enseñado otra cara.
Con esos antecedentes, ARENA tiene perdida la discusión de la privatización del agua, porque, al igual que Pedrito, la enorme mayoría de vecinos de esta comarca, llamada El Salvador, no le creemos que no tiene intenciones de privatizarla.
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