La realidad económica de El Salvador es más dramática de lo que imaginaron los ganadores de las últimas elecciones presidenciales y más grave, de lo que cualquier salvadoreño común, informado mediante los tradicionales medios de comunicación soñaron en su peor pesadilla.
Algunos miembros del equipo de transición del presidente electo parecen impresionados (por no decir espantados), basta leer algunas de las declaraciones del principal asesor, Dr. Alex Segovia o bien las que diera en Canal 21 el pasado 29 de abril de 2009 que en una parte de la entrevista dice que están recibiendo del gobierno actual información "y a partir de ahí estamos descubriendo un panorama, un panorama que es mucho más sombrío, si usted quiere, mucho más eh, delicado de lo que, de lo que preveíamos, porque hay información que es nueva, que la estamos procesando", debo reconocer la mesura de Segovia al declarar y evitar calificar lo que están encontrando, pero creo que todo tiene un límite y a mi parecer, si el presidente electo no establece ya, en el corto plazo (esta semana) en qué condiciones recibe el país, la trampa funcionará.
Basta ver la defensa que en "8 en punto" de canal 33 (no recuerdo si el anterior o el previo) hizo el periodista Lafitte Fernández suplicando que se diga que ese déficit que para 2009 supera los 1,000 millones de dólares según FUSADES, se aclare que es por la baja recaudación, por la crisis externa y otras razones más, para que la gente no piense que se los han robado.
Sin yo saber, qué acuerdos se han hecho tras "las blancas cortinas y gruesas paredes de casa presidencial", creo que el presidente electo debería decir esta boca es mía o se va a quedar solo, porque funcionará la trampa de que el problema se debe a que los inversores no saben quienes estarán en el gabinete de gobierno del futuro gobierno, como tampoco conocen la línea política, etc. y, esta coyuntura se suma a la crisis mundial...
Así al partido le será más fácil, alejarlo de quienes hoy le alaban ciegamente y presentarlo, en el corto plazo, como un traidor más, como ya antes hizo con muchos ex-compañeros, que no sólo participaron en alguna elección ganadora, sino que acompañaron, arriesgando su vida día a día, por más de 30 años, este esfuerzo que hoy es semilla sembrada.
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