viernes, 10 de abril de 2009

Implicaciones por ser de izquierda en los setenta

En los años 70, ser de izquierda era una "onda mero viga", no era para cualquiera; aparte del riesgo lógico que implicaba ser parte de una organización clandestina, incluso prohibida por la Constitución de la República de esa época, era una cuestión de mucha disciplina y coherencia.

Parte de tus responsabilidades, siendo militante de izquierda, eran:

  • Formarte continuamente y para asegurar que lo hicieras, había una circulación de libros y materiales mimeografiados (entonces no existía la facilidad de computadoras, impresores laser, archivos pdf, internet y toda esa tecnología que hoy nos rodea), que te los prestaban con fecha de devolución y eran temas de discusión. Los únicos libros o folletos que recuerdo haber comprado son: La Célula (que te lo daban al ingresar a la Juventud Comunista, en él te daban la teoría de la célula, lo básico de la compartimentación y era una especie de reglamento interno), su precio: un colón; "La enfermedad infantil del izquierdismo" (que nos hicieron leerlo para evitar que cayéramos en el riesgo de la ultraizquierda -la guerrilla que ya surgía-); el Materialismo Histórico (no recuerdo ya ni el título) de Marta Harnecker que ese lo compramos nosotros (con el gordo) para leerlo. Lo demás era puro intercambio (clandestino), pero el chiste es que, a pesar de las limitaciones, se leía mucho y esto no era sólo de los estudiantes, sino también incluía a los obreros y a los campesinos, muchos de ellos incluso tuvieron que aprender a leer primero. Era un compromiso, no podías aspirar a ser dirigente (y cada militante estaba destinado a serlo en su sector) si no tenías un bagaje mínimo sobre la historia en general, pero especialmente política del país, de centroamérica y teoría política marxista. Y todo esto en la clandestinidad y repito lo de la clandestinidad porque ahora basta que pongas en internet marxismo y te aparecen un montón de sitios que contienen desde el "Manifiesto Comunista" hasta las obras completas de Marx, Engels, etc. Ahora bien, para definir clandestinidad, diré que si la Guardia Nacional, Policía de Hacienda, Policía Nacional te detenían en la calle y te encontraban uno de esos libros, de inmediato te amarraban y quien sabe que volvierás a salir libre. Eso era la clandestinidad,era manejarlos sin que se notaran: se encuadernaban con otros nombres, de repente "La dialectica del proceso revolucionario" de un autor ruso, lo veías como "La Divina Comedia", de Dante Aligerhi etc.

  • Conocer lo básico de la ciencia y el método científico. La formación en el partido era materialista, si bien respetaban tus creencias religiosas, siempre existía el trabajo de buscar cómo, poco a poco, ibas dejando de creer en Dios para confiar más en la ciencia, en el hombre mismo. Por eso libros como los de Oparín o Charles Darwin eran de lectura obligatoria. Esto, al menosen mi caso, me permitió conocer otras formas de interpretar el mundo, y me obligó a estar al día con los avances científicos y tecnológicos no sólo de los Estados Unidos, sino también de la Unión Soviética, allí sí había que escuchar la onda corta: Radio Habana, Radio Moscú, o bien platicar con la mara que la escuchaba para saber que avances había en la ciencia del otro lado "socialista".

  • Leer diariamente los periódicos (o al menos uno de ellos) y hacerlo de manera crítica, es decir leías una noticia y debías interpretarla, asociarla con el resto de la realidad y sobre todo, leer entre líneas. Esto te permitía manejar la actualidad del país. En mi caso era especialmente díficil, porque no tenía el dinero para comprarlo todos los días, así es que me tocaba ir a la biblioteca municipal de Santa Ana, cada dos o tres días y leía los diarios de esos días. Aun viviendo en el interior del país, debías estar enterado de lo que se cocinaba en la Asamblea, de los discursos del presidente, de los dirigentes políticos, etc. Esto estaba asociado también con escuchar noticieros, pero yo me quedaba con los diarios.

  • Militar en el frente abierto de tu sector, en el caso del Partido Comunista y la Juventud Comunista, eran la Asociación de Estudiantes de Secundaria (AES), el Frente de Acción Unitaria (FAU) de la Universidad, Sindicatos como la FUSS (Federación Unitaria Sindical Salvadoreña), y así en cada sector había organizaciones abiertas (legales). Ahora bien podría ser que en la organización fueras dirigente o sólo militante, dependía del compromiso mostrado, de la calidad y cantidad de trabajo desarrollado, de los años de militancia y allí sí, también de lo que se dijera arriba. A mi parecer, militar en el frente abierto era lo más difícil (en el Partido y las demás organizaciones político militares que surgieron en esa década), porque te llevaba a asumir riesgos, (no sólo para tí, sino para tus familiares), por ejemplo: el primero de mayo sabías que tenías que asistir a la marcha del día del trabajo, como parte de la organización estudiantil, en apoyo a los obreros; igual era el trabajo político que se hacía a través de la Unión Democrática Nacionalista (UDN), que si se participaba en elecciones había que darle con todo y en esos días, de dictadura militar, no era raro que alguien te comentara que tu foto ya estaba en el album de la Policía o de la Guardia Nacional. Habían actos como la celebración de los aniversarios de la Revolución cubana o la de la revolución de Octubre (la llegada de Lenín al poder en Rusia) y tenías que participar. Igual en las celebraciones del Instituto o en la Universidad; cuando había problema se debía participar en la búsqueda de solución al mismo; total que la militancia en el frente abierto te daba un gran "color" y te obliga a andar siempre pendiente de quienes se movían a tu alrededor para que, si te atrapaban, al menos les costara un poquito más. La muerte, creo que la mayoría aceptábamos como posible, lo que realmente metía miedo, era la desaparición, porque creaba un gran dolor en la familia y un riesgo para todos ellos. Creo que de 1977 a 1979, fue realmente doloroso porque las desapariciones tocaron a muchos amigos y amigas.

  • Total coherencia. Esto significa que si eras dirigente o militante de una organización abierta, se esperaba que la gente de tu sector (por ejemplo en el caso de los estudiantes, que tus compañeros) te respetara, y eso no iba ser posible si eras bolo, ofensivo, faltabas al respeto a las compañeras, a tus mismos maestros. La droga y el alcohol estaban totalmente prohibido, siempre había uno que otro que se disparaba pero tenía sus correcciones.

  • Lealtad y compromiso. Se supone que tenías la capacidad de que, en caso de ser capturado te mantuvieras en la parte legal, esto es, aceptabas que eras parte de AES o FAU, pero nunca de la juventud, la única persona autorizada a identificarse como miembro del Partido Comunista era su secretario general (por estatutos), de allí nadie podía aceptar ser parte del mismo.

  • Respeto y estricto cumplimiento de la compartimentación. Vos conocías a tus cuatro compañeros (las células generalmente eran formadas por cinco personas -hombres y mujeres- del mismo sector -estudiantil, obrero, campesino, profesional, etc.-)entre los cinco, uno era el "responsable". Ser responsable implicaba que garantizaba ante la organización que los que eramos parte del organismo (o célula) eramos confiables, era una especie de vigilante de actitudes y conductas de todos los militantes, pero además era el contacto con el resto de la organización, él o ella eran parte de otro organismo en el que ya se encontraban los responsables de otros organismos del mismo sector o bien combinación de varios sectores y así se creaba la estructura. Ahora bien, el respeto a la misma compartimentación, implicaba que vos no podías asumir que un militante o dirigente (en tu ciudad, en tu departamento o a nivel nacional)del frenta abierto, fuera automáticamente por eso, dirigente de la Juventud o del Partido. No podías comentar nada de lo interno con cualquier otra persona que no fuera de tu organismo o célula. En otras palabras, no cabían los bocones, fanfarrones, con tendencias suicidas o complejos de héroes.

Esto era en general en el partido, en las organizaciones que fueron guerrilla las condiciones eran todavía más exigentes, pero lo arriba escrito, era lo mínimo. Así lo vivimos.

Un poema, escrito en el libro de Ana Guadalupe Martínez ("Las cárceles Clandestinas") describe mejor el rollo, el poema se llama "El Partido":


Si tu no vienes a dar
tu tiempo, tu corazón, tu vida
no te molestes en entrar
porque en tu entrada,
comienza tu salida

Si tu vienes a buscar
el lecho, la ocasión mullida
no te molestes en entrar
en donde aun la más bella flor es una herida

Este es un lugar propicio
sólo para el sacrificio
aquí tienes que ser el último en comer,
el último en dormir, el úlitmo en tener,
y el primero en morir.



Así era la cosa.

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