Ojalá hoy sea de alegría, ya mucho rato pasamos llorando de tristeza, lamentando derrotas, sufriendo traiciones.
Como cuando el Chepe le puso el dedo a Chicho y todo ese organismo (célula) tuvo que escamotearse para seguir vivos, y es que el pobre Chepe no aguantó la paliza que le aplicaron en la benemérita, esa que algunos todavìa sueñan que vuelva.
O cuando con Carlos Y. lamentamos la muerte del beatle en la ofensiva del 10 de enero y luego la masacre de Cutumay.
O cuando el papa Joe apareció ahorcado, como decìan los periódicos de esa época: "con horribles señales de tortura".
O esa enorme soledad que sentì cuando entrando al auditórium de derecho me topé con tres ferétros, listos para empezar su acto de homenaje.
O como qué se tantas veces más.
No hay duda, nos hemos ganado el derecho de vivir en paz, con salarios decentes, con una educaciòn de calidad, con salud para todos, con respeto para los viejos, y sobre todo con futuro para los jóvenes aquí, dentro de estos 21 mil kilómetros (menos los bolsones), aquí, no en el Norte, aqui,en esta patria que mis hermanos regaron con su sangre, que día a día bañamos con nuestro sudor, que día a día venden de a poquito.
Ojalá, ojalá, sólo son unas cuántas horas, ojalá...
No hay comentarios:
Publicar un comentario