domingo, 3 de octubre de 2010

Hay que cobrarlos...

“Si se acabase con el fraude en el impuesto sobre la renta (IRPF) en tres de las economías más importantes de Latinoamérica -México, Argentina y Chile- en solo dos años se obtendrían los recursos necesarios para terminar en una década con la desigualdad educativa de toda la región” Así inicia un artículo de Alejandro Rebossio, publicado el 26 de septiembre de 2010 en el Diario “El País” de España (“La asignatura pendiente de Latinoamérica, La baja recaudación fiscal frena la modernización económica“)

Rebossio hace referencia a un estudio realizado por Juan Carlos Gómez-Sabaini y Darío Rossignolo.

Luego de la afirmación inicial, más adelante agrega: “La mejora en la recaudación fiscal es una de las grandes asignaturas pendientes de Latinoamérica, según diversos analistas. La baja presión impositiva frena la modernización de las economías e impide la consolidación de sociedades más igualitarias, pese al crecimiento y la mejora de la distribución del ingreso de la última década.” Al comparar los índices de recaudación afirma: “La presión fiscal en Latinoamérica asciende al 18,3% del PIB, frente al 36,2% de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). A diferencia de lo que sucede en los países desarrollados, en Latinoamérica se recolectan más impuestos indirectos, aquellos que gravan por igual a toda la población, sea pobre o rica, por lo que consumen y producen, que por impuestos directos, los que se pagan según el nivel de ingresos y patrimonio de cada contribuyente”. En otras palabras los que deberían pagar más, porque tienen más ingresos, no lo están haciendo: “La presión fiscal en Latinoamérica asciende al 18,3% del PIB, frente al 36,2% de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). A diferencia de lo que sucede en los países desarrollados, en Latinoamérica se recolectan más impuestos indirectos, aquellos que gravan por igual a toda la población, sea pobre o rica, por lo que consumen y producen, que por impuestos directos, los que se pagan según el nivel de ingresos y patrimonio de cada contribuyente. En Latinoamérica, la recaudación por impuestos directos, incluido el IRPF, supone el 5,6% del PIB, frente al 15,3% de media en la OCDE. En cambio, la brecha no es tan grande en los tributos indirectos, como el IVA, que alcanzan al 9,6% del PIB en Latinoamérica y al 11,3% en los países de la OCDE. También es notable la diferencia en las contribuciones a la Seguridad Social: el 3% en la región y en los países desarrollados, el 9,2%”.

En un apartado más el Sr. Rebossio escribe: “En la mayoría de los países latinoamericanos, el tipo máximo del IRPF ha bajado del 45%-55% de la década de los años ochenta al 25%-30%, porque niveles superiores a los de otras regiones desalentarían la llegada de capitales. Pero a diferencia de los países desarrollados, el peso de este tributo en Latinoamérica recae sobre todo en las empresas y no en los individuos”.

Finalmente en un cuadro que presenta en su trabajo, el Sr. Rebossio, establece que El Salvador ha mejorado ya que la presión tributaria que en 1990-1999 era de 11.8% del PIB ha subido, entre 2000 y 2008 a 13.7%, pero se mantiene un nivel elevado de Evasión Fiscal en IVA 27,8% en el (2006) y 45.3% en renta para el 2005 (todos porcentajes del PIB).

A pesar de ello hay algunos personajes que se niegan a aceptar que es necesario cobrar impuestos y hay que obligar a que se paguen con medidas tan drásticas como sean necesarias.


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