martes, 26 de enero de 2010

Paty E. Vargas A. ¿que ha sido de tu vida?

Paty era miembro del Club de Biblioteca en la Casa de la Cultura en Santa Ana y se me presentó sola cuando me pidió que dejara los libros en paz y que me saliera de la biblioteca, ya que si quería un libro, debía pedirlo y que ella estaba para atenderme.

En principio me causó gracia, pero su expresión dura me hizo tomarla en serio. Minutos más tarde quien era bibliotecaria en esos días nos presentó oficialmente y le explicó a Paty que yo era colaborador y que podía también hacer préstamo de libros y entonces supe más de ella.

Ubicada entre las mejores alumnas de su curso, era estudiante del Instituto Nacional de Santa Ana e iba justamente un año abajo del mío, es decir yo estaba en segundo año y ella iba a primero.

Nos hicimos amigos, nos veíamos en el Instituto, en la Casa de la Cultura y posteriormente empecé a visitarla a su casa, sólo que su casa presentaba un problema: su abuelita.

Paty, había perdido a su padre (falleció) y su madre debió, como miles de historias en este país, irse a Estados Unidos para buscar una mejor vida para sus hijos y dejó a los tres (Paty, Ana María y Mariano) al cuidado de la abuela.

La señora era muy responsable en su tarea y cuando con el tiempo Oscar llegó por la Casa de la Cultura, ya los dos acompañábamos a Paty a su casa, luego de que la Casa de la Cultura cerraba, entonces nos quedabamos platicando en la calle, mientras cerca de las 9 de la noche la abuelita iniciaba su ataque de indirectas que finalizaban en un "te entrás ya" que no tenía discusión.

Con Oscar entonces optamos por lo más inteligente, irnos de ser posible antes de que el ataque iniciara o bien con la primera indirecta, saludabamos y nos ibamos diligentemente para nuestras casas.

Ahora bien, como el Oscar era teatrero y además tocaba guitarra y tenía buena voz, siempre andaba acarreando la guitarra y en más de una ocasión dio conciertos improvisados y gratis en el Sihuatehuacán, en la calle, en cualquier acera y la acera frente al cuarto de mesón en el que Paty vivía se hizo un escenario más.

Al principio la cuestión iba calmada, es decir música romántica del momento, rancheritas, cosas light. Era lógico, 1976 no era un año para andar cantando a Víctor Jara, Quinteto Tiempo peor los Guaraguao que era lo más conocido a nivel popular. La dictadura era férrera, eran momentos de caras vemos, orejas no sabemos.

Yo no se si fue por las cervezas que en esos días nos echábamos con el Oscar o fue
porque a Paty se le plantó que el Oscar se "arrancara" con el "Río está llamando" y esa fue la que marcó el inicio, a partir de ese día, noche a noche, en la guitarra y en la voz de Oscar, escuchábamos a Alberto Cortez, Facundo Cabral, Atahualpa Yupanqui, Alí Primera, Quinteto Tiempo, Víctor Jara, Guaraguao, Quilapayún, Inti Illimani y hasta cubanos salían, el Silvio, Pablito Milanés, en fín, toda una cantidad de cantantes, que se daban las 10 de la noche y el Oscar, en ocasiones el Gordo César, su servidor y Paty escuchando al Oscar o cantando con él.

Caímos en cuenta que la actitud de la abuela de Paty era diferente, ya no más encontronazos y entonces le preguntamos a Paty ¿Qué ondas con tu abueli? y nos contó que ya no se enojaba ni nos atacaba porque la noche que Oscar cantó el "Río está llamando" la señora le dijo "Yo no sabía que esos muchachos eran compañeros", no lo sabíamos pero la señora aun cuando, por cuidar a sus nietos y por no arriesgarlos estaba retirada, había participado activamente en las campañas políticas de Fabio Castillo en la década del 60 con el Partido Acción Renovadora (PAR) y luego con la Unión Nacional Opositora ambas ocasiones como militante de esos partidos que fueron fachada del Partido Comunista de El Salvador.

Pero el punto aquí era que cuando ella dijo "No sabía que eran compañeros", nos entregó la confianza de que no le faltaríamos nunca el respeto a su nieta, automáticamente la señora nos dio una estatura moral que por supuesto nos preocupamos de mantener y que además era obligatorio mantener en esos años en los que los principios no se negociaban y exigían una conducta intachable como dirigente.

¿Sabes Paty?, me acuerdo de ti , porque me encantaría platicar contigo como ya lo hice con el Gordo César o con Carlitos Yan, compartir el dolor que guardo desde que supe que Mariano desapareció, de la última vez que vi a Ana María y con sus ojos tristes me contó que tu abuelita padecía de Cáncer, que tu madre vino por ver si podían encontrar a Mariano y yo sólo escuché, no tuve palabras... podré agradecerte los ositos Misha que me hiciste llegar y que me entregó Ana María, de contarte que vi la foto cuando saliste del Aeropuerto de Ilopango y vi tu tristeza y me sentí cobarde por no haberte acompañado, pero tu sabes lo que eran las despedidas, en fín, Me encantaría saber que ha sido de tu vida Paty.

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