miércoles, 23 de marzo de 2011

A 31 años del asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero

"Cuentan que una caravana, guiada por un beduino del desierto, desesperada y sedienta, y buscaba agua en los espejismos del desierto; y el guía les decía: «No por allí, por acá». Y así varias veces, hasta que, hastiada, aquella caravana, sacó una pistola y disparó sobre el guía, agonizante ya, todavía tendía la mano para decir: «No por allá sino por aquí». Y así murió, señalando el camino"..
Homilía de Monseñor Romero en el funeral del padre Alfonso Navarro Oviedo el 12 de mayo de 1977




Creo que muchos salvadoreños, 31 años después, lamentamos el asesinato de Monseñor Romero, por lo que representa, pero también por una razón práctica: entre tanta corrupción, engaño, abuso; entre tanta mentira, hace falta la solvencia moral de un hombre como Oscar Arnulfo Romero Galdámez, para martillar sobre la importancia de la verdad y nos señale, como el beduino, cuál es el camino.

No lo entendimos, eso es claro, pero es más claro que aun no le logramos entender. Pensar que Romero era un hombre de izquierda ¡Por favor!, eso nada más demuestra que no hemos leído nada y que, en el caso de que hayamos leído algo, sin duda son los discursos de los oportunistas, que hoy buscan colgarse de su prestigio, cuando en realidad, mientras estaba vivo, le vieron como peligro (por "comunista") o como "contra" (por su discurso y accionar), porque ¿A quién se le ocurre aquello de que "La violencia es el fruto del crimen. Venga de donde venga, la violencia que mata es pecado. La violencia que mata no es de Dios. La violencia es derivación del pecado" "No a la violencia" durante los funerales de Carlos Molina (14 de noviembre de 1977) y se le ocurre, justo en el medio de la preparación de la guerra, cuando la izquierda lo que necesitaba era discursos que motivaran a los indecisos a agarrar un fierro de cualquier calibre, dejaran todo (incluso a la familia) de lado, para irse a la guerra?, es más, lejos de "empujarlos", buscaba detenerlos: "También llegaron dos jóvenes que estaban con audiencia para tratar inquietudes de sus ideologías de violencia, de las cuales no quieren ceder, a pesar del esfuerzo que he hecho por presentarles la fuerza del amor cristiano. Creen que sólo la violencia puede resolver las actuales injusticias de nuestro país" (segundo párrafo del martes 13 de marzo de 1979 "Diario de Monseñor Romero") . Es claro, Monseñor Romero siempre estuvo en contra de la violencia viniera de donde viniera, y eso, forzosamente, lo hace estar contra de quienes, organizados o no, estábamos convencidos de que la violencia era indispensable para cambiar la situación política de aquel momento.

Que la ultraderecha diga que Monseñor Romero, es un hombre de la izquierda o incluso comunista, no me incomoda para nada, porque la ultraderecha siempre dijo que era comunismo todo lo que tuviera en su texto palabras como: justicia social, democracia, derechos laborales o peor todavía (el colmo del "comunismo") Derechos Humanos. Con esa visión, hasta alguno que otro Papa, por sus escritos, era "sospechosamente comunista".

Que algunos "notables dirigentes" del partido FMLN hablen de "nuestro pastor mártir", del "Santo de América", me causa gracia y recuerdo viejos días, cuando muchos de ellos nos señalaban a quienes, a pesar de haber pasado por las escuelas de formación del Partido Comunista, seguíamos creyendo que Dios existe. Éramos, en esa época poco menos que traidores a las ideas científicas del Socialismo, del Marxismo y del Leninismo.

Monseñor Romero hablaba de liberación y muchos (no me incluyo porque en ese momento no le prestaba atención a su mensaje) entendieron que hablaba de un movimiento político de liberación. Pero no era así, Monseñor hablaba de otra liberación: "La liberación que la Iglesia predica es a base de ese creer en Dios. La liberación no la van a traer los hombres. Desengañémonos. La liberación solamente tiene que venir de Dios, pero contando con la conversión del corazón del hombre; y de nada sirve que Dios nos esté ofreciendo su redención, su liberación, un mundo mejor, si los encargados de construir este mundo en la tierra no quieren colaborar con ese Dios" (Homilía del 23 de octubre de 1977: "Las Misiones" numeral 2 "Conversión de Corazón") . No se puede más claro, porque los encargados de construir este mundo en la tierra somos todos los seres humanos.

Monseñor era otra cosa, como solíamos decir en esos días, era otro nivel, estaba más alto de lo que nosotros, con nuestro pragmatismo y desesperación por el cambio político podíamos comprender. Pero no hay duda 31 años después muchos siguen igual (por su propia conveniencia), y eso sin duda aumentará, sobre todo que hasta Barack Obama ha llegado a su tumba para darle el respeto que ganó con su calidad moral, construida, indiscutiblemente, sobre una solidez espiritual envidiable.