martes, 14 de febrero de 2012

A mis amigos y amigas...


Hay días que detesto… porque inevitablemente los asocio con comercio, venta, negocio, manipulación. Yo a mis amigos y amigas les tengo siempre presentes, podemos pasar años sin vernos y cuando por fin hagamos tiempo para reunirnos, aquello será fiesta, felicidad, alegría, el revivir las cosas buenas y el construir las que dentro de otros tantos años de distancia serán recuerdos bellos.

Mi padre me enseñó que un amigo, que una amiga, vale más que 1 millón de colones y me lo enseñó cuando el colón era la moneda nacional, el dólar valía menos de 2.50 por colón y yo era un niño. Luego yo mismo aprendería en la práctica que siempre tuvo la razón.

Llegaron a mi vida, uno a uno,una a una, en diferentes momentos, en el medio de alegría o de tristezas, de miedos o de seguridad; nos hermanamos en el dolor, en la alegría, en la vida. Cada uno de ellos y ellas han sido, como dice Marcos Vidal, un regalo de Dios… Es cierto, no son muchos, pero son los y las mejores: Han estado a mi lado a la hora de mis alegrías, pero sobre todo durante mis desiertos, cuando el dolor arreció, cuando la desesperación intentó ahogarme, cuando necesité una palabra, un gesto, un abrazo, allí han estado siempre que he necesitado una muleta o las dos, allí a tiempo, sin que los llame.

Mis amigos y mis amigas, me han extendido su mano y me han abrazado siempre, me han enseñado a diferenciar cariños, y a veces puede haber dolido, pero se agradece porque en ellos y ellas la palabra es sincera, honesta, sin dobleces.

Mis amigos y mis amigas son eso, amigos y amigas, les quiero tanto y por eso no les deseo un feliz día de la amistad, sino que toda su vida sea felicidad.


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